'Leo en el blog de
APISCAM que la receta electrónica lleva dos años de retraso. En efecto, desde hace años, cuando a nuestros jefes se les dice que estamos hartos de hacer papeles, repiten como un mantra: la receta electrónica solucionará los problemas. Ya me gustaría compartir su fe, pero no me lo creo.
Lo primero de todo es que la receta es un documento obsoleto que ofende a la inteligencia y al sentido común. Lleva prácticamente inalterable desde los tiempos de Viriato. Se le han añadido calcos, el formato DIN A4, el intento de las llamadas de largo tratamiento… pero en el fondo UNA CAJA = UNA RECETA
- ¿Por qué una caja = una receta, si yo se lo he prescrito al paciente durante 1 ó 2 años? Pues fácil: la receta no tiene que ver con la prescripción, sino con el descuento al que el ciudadano tiene derecho en la oficina de farmacia, ése es todo el problema:
- Yo prescribo anticonceptivos para un año a mis pacientes en una hoja blanca y en la farmacia se lo dan. No sé cómo ni con qué control, pero se lo dan. Como no tiene descuento, no hay problemas.
- OMI-AP (programa con el que pasamos la consulta los de AP de Madrid) no contempla ningún sistema de “receta” de medicamentos no financiados. No hay forma “razonable” de prescribir sildenafilo. ¿Por qué? Porque no tiene derecho a descuento.
- El objetivo de la receta no es la prescripción sino la obtención del descuento. Y… como el descuento hay que hacerlo en cada envase, pues se necesita una receta por envase.
- La consecución de un sistema informático que rellenara los cupones de descuento sirvió para aligerar algo la carga pero… el sistema tiene 20 años y condena a un médico a firmar verdaderas montañas de papel. Pueden firmarse entre 1.000 y 2.000 recetas al mes. Horas perdidas de profesionales con 10 años de formación. Insatisfacción laboral. Tendencia al error por la repetición sin reflexión… Además de unos 800 millones (nº de recetas que se hacen en España en un año) de hojas malgastadas, toner de impresoras… Recetas de varios colores para identificar el descuento en la era del “código de barras”…
- Y entonces… la receta electrónica. Suponiendo que funcione, llegaremos tarde (en lo que a los madrileños nos toca, va en el faraónico proyecto AP-Madrid, también llamado OMI-AP Web Edition [¡vaya horterada!]), y además, ¿los especialistas podrán hacer receta electrónica o eso no está bien visto? Cuando el paciente se va a su pueblo ¿se acabó la receta electrónica?
Con lo fácil que es la receta multiprescripción, que conceptualmente separa el descuento de la prescripción, la de papel y toner que ahorra, la mejora en la consulta que supondría… Que quieren que sea electrónica, pues muy bien, pero multiprescripción.'
Fuente y texto completo: Jose Luis Quintana, médico de familia en ATensión Primaria 22/06/09
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