'Enrique Costas Lombardía, experto en economía de la salud y financiación sanitaria, ex vicepresidente de la Comisión de Análisis y Evaluación del Sistema Nacional de Salud (comisión Abril) en 1991, publica hoy una tribuna en el diario EL PAÍS sobre la libre elección de profesionales sanitarios en la Comunidad de Madrid, que concluye afirmando que “en la práctica, la libertad de elección se queda en nada: desdeñada por casi todos los enfermos su incidencia en la sanidad pública es casi irrelevante, el sistema sigue igual que estaba. No pasa de ser una medida de bonita apariencia, pero inerte y descomprometida, ideal para el paripé, ese frecuente "hacer que se hace" de los políticos”.
Por otro lado, en el mismo medio se afirma que en la Comunidad de Madrid “hay libre elección de médico, pero hasta cierto punto”. Si un profesional ya tiene más pacientes de los que se ve capaz de atender, por más que un ciudadano quiera ir a su consulta, no va a poder hacerlo. El decreto que regula la Ley de libertad de elección prevé ese caso. Es una de las tres posibles causas de denegación. Y, por ahora, es la causa que explica casi todas las negativas que están recibiendo los ciudadanos. El 90% de las denegaciones de libre elección de médico en atención primaria se debe a que el profesional escogido ya tenía demasiados pacientes.
Ver artículo de Costas Lombardía '
Fuente y noticia completa: Femyts 28/12/2010
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1 comentario:
Si hay algo bueno en Enrique Costas, es la fdidelidad a su pensamiento. A diferencia de unos pensadores liberales que un día creen necesarias 16 o 19 Áreas y otro día una, este hombre siempre ha seguido la misma línea. En mi opinión, tan antigua hoy como lo erá en el año 91. Si antigua era su visión de esa época, en la que confundía un sistema justificado en unas creencias de solidaridad y de redistribución de riqueza con uno de funcionamiento de mercado, lo sigue siendo ahora al pensar que el esfuerzo realizado por el PP por desmontar el sistema no es suficiente. Sigue sin admitir la premisa fundamental: que en un sistema sanitario como el nuestro, no se dan (afortunadamente) las condiciones de transacción de una compra normal: no se trata como en el caso de comprar jamón de elegir, adqurir, pagar y consumir. Nuestras necesidades vienen marcadas por nuestra falta de salud, es decir, por un momento de debilidad y de limitación, no de ejercicio de libre voluntad. No podemos elegir ni adquirir, porque necesitamos a un agente que nos diga que es lo que necesitamos y dónde se encuentra. No podemos pagar, porque el coste real del producto se escaparía de la mayoría de los bolsillos de los "consumidores". Coherentemente con lo anterior, no podemos definir el consumo como una acto de libertad personal.
En definitiva, no estamos hablando ni de derechos fundamentales como se ha tratado de enfocar la cuestión por el PP ni de funcionamiento de libre mercado como gusta tanto al señor Costas. Estamos hablando de unos derechos de los que nos hemos dotado como ejercicio de justicia social y de redistribución que se mantiene porque somos capaces de financiar entre todos. En fin, lo que suele definir a un servicio público.
No obstante, podríamos decirle que no se preocupe. Si tras las próximas elecciones se produce la concatenación de resultados que son esperables, iremos en la dirección a que aspira; hasta el infinito y más allá. Pero quede claro que no habremos avanzado con ello en una mejora de los derechos de los ciudadanos. Habremos conseguido, como es habitual en economía, que unos ciudadanos obtengan cosas mejores por lo que pagan, mientras que otros, los más debiles como siempre, pagarán lo mismo para obtener cosas bastante peores de las que tenían. Nada que objetar si se tiene una visión de la sociedad con esa perspectiva, pero conviene que nadie olvide que no fue ese el objetivo con el que se crearon los sistemas de seguridad social ni los sistemas se salud.
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