La desesperación de Amelia no parece ser la única. Desde que lo inauguraran el pasado 29 de febrero, el hospital estrella de la campaña de Esperanza Aguirre en las pasadas elecciones no levanta cabeza. Primero fueron las deficiencias estructurales, que aún hoy continúan, y ahora es la atención sanitaria al paciente.'
' "Es una vergüenza. Llevo desde las 18.00 de la tarde esperando a ser atendida y cada vez que llaman a algún paciente no está. Pides explicaciones y te dicen que 'vuelva a su sitio y espere'. Pero, ¿cómo voy a esperar? si no soporto el dolor", dice una de las enfermas.
Nadie da ninguna explicación de por qué hay este colapso en urgencias, ni el personal de admisiones, ni las enfermeras, ni los celadores. Sólo un enfermero del servicio de emergencias, que prefiere mantenerse en el anonimato, cuenta que sólo hay un médico internista para atender las urgencias.
"La gente tiene que entender que la culpa no es de los médicos, ni de las enfermeras, ni del personal sanitario, sino de la Comunidad de Madrid"
Las horas pasan y el ambiente entre los pacientes y los familiares se caldea. De los dos nombres que llaman cada 30 minutos, el 90% no está. "Seguro que están nombrando a los enfermos de las dos de la tarde", dice otro paciente. Así es, pasan dos horas y de la treintena de pacientes que se encuentran en la sala de espera sólo tres han sido atendidos.'
' "Esta es la sanidad que quiere Esperanza Aguirre: una basura, una mierda. Quiere que la sanidad pública sea cada vez peor para que nos vayamos a la privada, pero somos muchos los que no podemos permitírnoslo. Además, pagamos con nuestro trabajo por una sanidad pública decente, y no esto", afirma otro paciente con un corte en el dedo y con tan sólo dos horas de espera en su curriculum.
Lo cierto es que son muchos los que ven en la afirmación de este paciente una realidad que se hace cada día más visible. Ejemplo de ello son las múltiples protestas y manifestaciones que han vivido en los últimos meses el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes, y la presidenta, Esperanza Aguirre, en sus visitas a distintos hospitales de la Comunidad.
Desde que el pasado mes de mayo Aguirre se encarara con varios trabajadores del hospital Ramón y Cajal hasta la semana pasada con los abucheos a Güemes en un centro de Valdebernardo, la sanidad madrileña multiplica las quejas, broncas y protestas de pacientes, familiares y sindicatos.'
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