1. Ha aumentado considerablemente la capacidad diagnóstica, de modo que actualmente se está realizando la prueba PCR a todos los casos sospechosos, con una mediana de tiempo para el diagnóstico de 24 horas, aunque en algunos casos la demora diagnóstica es superior.
2. La «Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19 adaptada a laComunidad de Madrid», de 26 de junio de 2020, recoge otros dos aspectos positivos:
- a. La indicación de realización de PCR a todos los contactos estrechos de los casos confirmados.
- b. La recomendación de no realizar cribados mediante PCR o técnicas serológicas, por las dificultades de interpretación de los resultados en personas asintomáticas y de bajo riesgo y las implicaciones en su manejo. El protocolo establece que los estudios de cribado masivo solo se podrán realizar, si las autoridades sanitarias lo consideran, en poblaciones vulnerables o de mayor exposición. Este avance es reseñable porque el cribado de la población de Torrejón de Ardoz fue autorizado por la Dirección General de Salud Pública de Madrid. Por ello, ante los recientes anuncios de otros alcaldes madrileños, incluido el presidente de la Federación de Municipios de Madrid, al expresar su intención de realizar acciones similares a la de Torrejón, que más bien parecen cribados disfrazados de supuestos estudios científicos, instamos a la Dirección General de Salud Pública de Madrid a ser rigurosa en la aplicación de la estrategia e impida que se vuelvan a llevar a cabo iniciativas de populismo sanitario que solo sirven para dilapidar dinero público, muy necesario en estos momentos para cubrir las deficiencias del sistema de detección precoz, vigilancia y control de brotes.
Otro aspecto positivo de la gestión de la pandemia en Madrid es el mantenimiento de la no obligatoriedad de usar las mascarillas en todo lugar y circunstancia, independientemente de la distancia de seguridad, una medida carente de base científica, que no recomienda la Organización Mundial de la Salud ni se está aplicando en los países de nuestro entorno europeo más cercano. El uso de mascarillas debe ser racional, como el de cualquier otro medicamento o producto sanitario, y está indicado cuando no es posible mantener la distancia de seguridad, especialmente para contactos intensos o prolongados en lugares cerrados, concurridos o mal ventilados.
El avance resulta, en cambio, claramente insuficiente en un aspecto fundamental en esta fase de la pandemia, como es la disponibilidad y preparación de los recursos humanos necesarios para detectar y contener posibles brotes. La atención primaria y la salud pública madrileña arrastran una situación de precariedad crónica, con un déficit de personal sanitario que se ha visto agravado por la pandemia. Menor número de profesionales que había antes de la pandemia (aún hay compañeros en situación de incapacidad laboral temporal por COVID-19 y no se han suplido la mayor parte de vacaciones del personal), ya sometidos a una fuerte presión asistencial y de labores de vigilancia, tienen que asumir ahora su actividad habitual con una triple sobrecarga: