'Donde más se nota el día siguiente de las elecciones es en el lenguaje, porque en cuanto acaban los discursos empiezan las rebajas, los dedos en forma de uve de la victoria empiezan a abrirse y cerrarse como unas tijeras de podar y mientras los que han perdido siguen cavando en el fondo del pozo, seguramente porque no han leído al poeta Henrik Nordbrandt y, por tanto, no saben que "no se debe añadir peso innecesario / a la propia caída", los que han arrasado hasta perdiendo votos, porque no hay nada más fácil que llegar a la meta antes que los que no saben dónde van, se dedican a tachar la palabra optimismo para poner en su lugar la palabra austeridad, a quitar futuro para escribir recortes y así sucesivamente. Esta vez tendrán que andarse con cuidado, porque la Puerta del Sol sigue llena de gente y porque, al fin y al cabo, con un 50% de participación en las municipales y con la cantidad de votos nulos y en blanco que ha habido, si no quieren o no son capaces de comprender que uno de cada dos españoles ha votado, física o mentalmente, contra todos ellos en general, es que no se enteran de nada o, aún peor, porque no les importa: el poder aísla y de enterarse a enterrarse solo hay una erre de diferencia.'
Fuente y opinión completa: Benjamín Prado en El Pais 25/5/2011
Fuente y opinión completa: Benjamín Prado en El Pais 25/5/2011
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