'No es lo mismo ser un adolescente enfermo crónico que un adulto con
esa salud. Las necesidades cambian, como también suele cambiar el manejo
de la enfermedad. Es una transición difícil a la que, hasta ahora, la
ciencia no ha prestado mucha atención. La llamada salud móvil o m-health
viene a cubrir este hueco, según un estudio que se publica en la última
edición de la revista de referencia de la especialidad, Pediatrics.
En el trabajo se demuestra que mejorar dicho manejo o facilitar la transición del niño al adulto enfermo está al alcance de la punta de los dedos
o, en otras palabras, que con un dispositivo móvil táctil, que poseen
la mayoría de adolescentes en los países desarrollados, el paso a la
madurez será mucho menos traumático.
Son muchas las enfermedades crónicas que pueden durar toda la vida y
diagnosticarse por primera vez en la niñez o la adolescencia. Quizás el
ejemplo paradigmático sea la diabetes tipo 1 o infanto-juvenil para la
que, precisamente, se han desarrollado en los últimos tiempos distintas innovaciones tecnológicas.
Pero este trastorno endocrino no es, ni mucho menos el único, que afecta a este grupo poblacional. La fibrosis quística, algunos tipos de trastornos gastrointestinales,
como la enfermedad de Crohn son otras de las enfermedades más comunes
en los adolescentes enfermos crónicos (ACD, de sus siglas en inglés).
El estudio publicado en la revista estadounidense seleccionó a 81 de
estos pacientes -un número de participantes no muy elevado, quizás su
mayor punto débil-, cuyas edades oscilaban entre los 12 y los 20 años de
edad. Durante ocho meses, los investigadores de la
University of California, San Diego (UCSD, EEUU) les asignaron
aleatoriamente a dos tipos de intervención: una basada en el uso de
telemedicina o m-health y otra que pedía a los participantes seguir con
el cuidado estándar y las visitas programadas habituales en su
enfermedad.
Los miembros del llamado grupo de intervención recibieron un móvil
con conexión a internet, similar al que la mayoría ya poseía. Se les
pidió que, semanalmente, se conectaran a una web segura en la que
recibían materiales didácticos sobre su enfermedad y consejos sobre
estilos de vida saludables.
Además, entre tres y cinco veces por semana se les enviaban mensajes de texto para ayudarles a llevar a cabo distintas tareas,
desde para controlar sus propios síntomas hasta para llevar un registro
de sus citas médicas e interpretar las prescripciones de los
facultativos.
"Los padres suelen llevar la voz cantante a la hora de tratar a estos
pacientes, pero queremos que los adolescentes tengan su propia voz y se
conviertan en defensores o cuidadores de sus propia salud", explica
Jeanni Huang, la pediatra autora principal del trabajo, que señala
también que la meta del sistema de m-health desarrollado por su equipo
no es más que "mejorar la comunicación entre los adolescentes y sus
médicos".'
Fuente y noticia completa: El Mundo 06/06/2014
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