Un puñado de sanguijuelas turcas se aferraba con avidez a las paredes de plástico. Un bote de grandes dimensiones lucia su preciado tesoro. Sanguijuelas para varices, hematomas y diversas afecciones de la sangre. Vaya, un método eficaz desde hace siglos sigue estando de moda y a muy buen precio en las calles del Bazar de las especias.
Su nombre científico es Hirudo medicinalis y lo curioso de este animalito es que su saliva es anestésica, ósea que cuando te muerde y te extrae la sangre apenas te percatas del ataque e intentes liberarte.
A cientos de quilómetros de España, el símil entre sanguijuela y privatización sanitaria madrileña me ha llegado de forma espontánea. Veréis: ayer el consejero de Sanidad, Juan José Güemes, se presentó en mi centro de trabajo: el hospital Gregorio Marañón para visitar la presentación de una nueva técnica de cirugía fetal.
Últimamente entre mis compañeros los ánimos están caldeados. El pasado 23 de septiembre se celebró en el Hotel Wellington la subasta de la sanidad pública. Bajo el lema "Conozca las peculiaridades del nuevo pliego de condiciones administrativas particulares del nuevo Plan y aproveche las oportunidades de negocio para su empresa." Acudieron en masa ejecutivos para conocer cómo se repartirá 1.000 millones de euros de las arcas públicas a las empresas privadas para que gestionen la atención sanitaria.
El crimen de la sanidad pública comienza con la magistral labor de desprestigiar la sanidad y para lograrlo es comenzando con recortar personal: se van a rescindir contratos de trabajo en octubre, lo que afectará a 500 personas, pero en total el proceso del desarrollo de esta novela afectará a unos 2.000 trabajadores.
Y como las sanguijuelas que atacan y apenas te das cuenta, el estudio de privatización de la sanidad pública ha sido elaborado de forma silenciosa, prudente. Ha llevado un proceso laborioso desde hace años con la característica del anestésico propio de las sanguijuelas. En el mismo momento que la sociedad ha despertado ya es demasiado tarde.
El Gobierno del PP de la Comunidad de Madrid dice que no hay dinero para la sanidad pública y regala suelo y dinero público a las constructoras, aseguradoras, bancos, etc. para la construcción de hospitales que luego explotarán estas empresas privadas. El negocio está asegurado: el Gobierno regional les ofrece la asistencia sanitaria de la mitad de la población madrileña pagándoles por ello con dinero público. Las perspectivas de futuro de estas empresas son inmejorables ya que en breve se hará a cargo de la Atención Primaria, cuyos centros de salud pasarán a depender de los hospitales privados.
Los nuevos hospitales privatizados resultan hasta cuatro veces más caros que los públicos, tienen una escasa dotación de camas y medios diagnósticos y carecen de personal suficiente. Además, su gestión no se somete al control de las administraciones públicas e impide la participación de la ciudadana.El cambio de modelo sanitario que está aplicando el PP en la Comunidad no mejorará la sanidad madrileña porque no va a aumentar ni los recursos para la Atención Primaria ni las camas hospitalarias. En suma, el negocio que ofrece Esperanza Aguirre a las empresas privadas supone un recorte de las prestaciones y derechos sanitarios y alimenta la desigualdad social: el nuevo modelo de financiación privilegiará a los pacientes más rentables, a los que produzcan beneficios económicos.
Se ha escrito un crimen, de forma sublime, soberbio. Sólo queda esperar a la plasmación de la firmas de quién/quiénes serán responsables de repartirse el pastel. Es sólo cuestión de tiempo.
Fuente: lacomunidad.elpais.com el 27/09/08
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