'Es catedrático del Departamento de Inteligencia Artificial de la Facultad de Informática, además de director del Grupo de Informática Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid. Junto con su grupo, Victor Maojo centra su actividad investigadora en el ámbito de la informática biomédica, en especial en temas como minería de textos y datos, imágenes biomédicas, aplicación de la nanoinformática en nanomedicina... Un trabajo cuyos resultados, junto con la formación adecuada, trata de transferir a zonas deprimidas a través de proyectos como Africa Build, que también coordina, pues “no es lo mismo donar tecnologías que conocimiento”, asegura. '
Su investigación está centrada en el campo de la informática médica. ¿En qué consiste?
La informática médica (o biomédica, si incluimos temas biológicos) se centra en el manejo de información para la investigación biomédica y la asistencia sanitaria. El énfasis está en el manejo de datos, información y conocimiento biomédico, más que puros aspectos tecnológicos. Idealmente, toda la información médica del paciente podría estar disponible siempre que hiciese falta, desde el mismo momento de su nacimiento.
¿Qué aplicaciones prácticas tiene y hacia dónde se dirige su trabajo?
Las aplicaciones son innumerables, tanto en investigación como en su aplicación clínica. Si pudiésemos ir 50 años atrás y ver una consulta médica, podríamos comprender cómo ha cambiado la asistencia sanitaria. Y detrás de toda la investigación y de las mejoras de la asistencia sanitaria está el uso de ordenadores. Como ejemplo, yo mismo tardé tres días enteros en hacer un trabajo de búsqueda bibliográfica médica, hace unos treinta años. Hoy haría eso mismo (y mejor), en pocos segundos. Sin ordenadores no se habría completado el proyecto genoma humano, ni podríamos obtener muchos nuevos fármacos, ni imágenes radiológicas avanzadas, ni sistemas diagnósticos, ni historias clínicas completas, etc. Damos ese avance como hecho, como disponer de antibióticos. Sin antibióticos, la expectativa de vida de las personas descendería súbitamente 20 o 30 años y, de la misma forma, sin ordenadores volveríamos a otra era médica muy diferente. Dentro del enorme rango de aplicaciones, nuestro grupo trabaja actualmente en temas como minería de textos y datos, imágenes biomédicas, nanoinformática (su aplicación en la nanomedicina, campo en el que el grupo ha liderado esta nueva área), ontologías biomédicas o integración de información clínica y genómica, entre otras. '
'Así ocurre, salvando las dificultades económicas, en los países desarrollados. Usted, que también enfoca su labor hacia la cooperación, a través de proyectos como “Africa Build” del que es coordinador, ¿cómo dibujaría la situación y la perspectiva de futuro en zonas deprimidas?
Las zonas deprimidas de África, por ejemplo, muestran varias situaciones. Por una parte, tienen acceso a tecnologías similares a las que puede haber en el mundo occidental (que llega en muchas ocasiones a través de donaciones y que con frecuencia no saben utilizar), pero no es lo mismo donar tecnologías que conocimiento. Este último es mucho más complicado de transferir, y esa es nuestra meta en el proyecto Africa Build. Nosotros coordinamos la acción de la Comisión Europea (en la que participan, en Europa, otros socios como la OMS, la Universidad de Ginebra y el Instituto de Medicina Tropical belga) para facilitar la creación de centros de excelencia a través, sobre todo, de la transferencia de conocimientos. Con los fondos recibidos ellos pueden adquirir equipamientos y contratar personal, y nosotros les proporcionamos formación en informática médica y desarrollamos programas piloto de educación en VIH y salud reproductiva con el uso de las tecnologías de la información. Desde un punto de vista estratégico y económico, su importancia es enorme. La prueba es que China es ya un importante inversor en África, y también en el desarrollo científico en el continente. En este caso, la imaginación es fundamental para paliar la falta de recursos. Por ejemplo, un miembro de nuestro grupo llevó a cabo un experimento bioinformático avanzado con un ordenador portátil de gama media en un poblado de Burundi, accediendo a través de una tarjeta telefónica a Magerit, nuestro superordenador de la UPM. El uso de cloud computing, tablets y smartphones puede revolucionar el acceso a información desde África porque la telefonía móvil está muy extendida y su precio es moderado.
Fuente y entrevista completa: Tendencias21 22/02/2012
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