“Vuelva usted mañana” es un magnífico ensayo en el que critica a la Administración Pública de la época y que hoy, más que nunca, está de plena actualidad, porque los trámites de la tarjeta sanitaria son un fiel reflejo de la denuncia de Larra.
La historia, ocurrida en un centro de salud de Palma, que podría ser cualquiera, porque la situación se repite, se inicia cuando una persona con una tarjeta que caduca este mes acude a renovársela.
Después de esperar su turno, el encargado de tal menester le dice que es válida hasta el día 14, o lo que es lo mismo, hasta tres días después, por lo que no se la puede renovar, ya que todavía no ha caducado, eso sí, consulta los datos y le pregunta al usuario si tiene número de teléfono móvil, que es lo único que, al parecer, no consta en el documento que le aparece en la pantalla del ordenador. El paciente se lo facilita y se marcha sin poder llevar a cabo trámite alguno.
Transcurridos cuatro días, vuelve al centro, espera nuevamente su turno y cuando va a proceder a la renovación de la tarjeta, la persona encargada le dice que no puede porque al introducir el número del teléfono móvil figura como si fuese una nueva y el programa informático, del que se queja amargamente por inútil e inoperante, le impide validarla.
Llegados a este punto, el responsable de las renovaciones, se queda con la tarjeta caducada del usuario, le facilita un documento provisional y le dice que vuelva dentro de 10 días que, seguramente, el tema estará arreglado y podrá entregarle los papeles correspondientes para que vaya al banco, pague y regrese al centro a entregarlos; eso sí, le darán una tarjeta provisional porque la definitiva no estará hasta mayo, ya que ni siquiera se ha procedido a contratar a la empresa encargada de expedirlas.
A estas horas, el paciente está que se sube por las paredes, las personas que esperan en la cola, igual. Muchos preguntan en voz alta por qué no se ha esperado hasta mayo antes de implantar la medida. Respuesta: “Porque lo único que se quiere es recoger dinero”.
Exacto. Y no lo digo yo, lo ha dicho la persona que tiene que enfrentarse a numerosos pacientes cada día, quienes protestan airadamente, especialmente pensionistas que se quejan de lo que está sucediendo y que se temen que estamos ante el inicio de una serie de medidas que pueden ir a peor.
Creo que si Larra levantase la cabeza y viese como, dos siglos después, la Administración no ha cambiado, escribiría un artículo tan memorable que haría que muchos, muchísimos, de los que nos gobiernan, se fuesen a su casa.'
La historia, ocurrida en un centro de salud de Palma, que podría ser cualquiera, porque la situación se repite, se inicia cuando una persona con una tarjeta que caduca este mes acude a renovársela.
Después de esperar su turno, el encargado de tal menester le dice que es válida hasta el día 14, o lo que es lo mismo, hasta tres días después, por lo que no se la puede renovar, ya que todavía no ha caducado, eso sí, consulta los datos y le pregunta al usuario si tiene número de teléfono móvil, que es lo único que, al parecer, no consta en el documento que le aparece en la pantalla del ordenador. El paciente se lo facilita y se marcha sin poder llevar a cabo trámite alguno.
Transcurridos cuatro días, vuelve al centro, espera nuevamente su turno y cuando va a proceder a la renovación de la tarjeta, la persona encargada le dice que no puede porque al introducir el número del teléfono móvil figura como si fuese una nueva y el programa informático, del que se queja amargamente por inútil e inoperante, le impide validarla.
Llegados a este punto, el responsable de las renovaciones, se queda con la tarjeta caducada del usuario, le facilita un documento provisional y le dice que vuelva dentro de 10 días que, seguramente, el tema estará arreglado y podrá entregarle los papeles correspondientes para que vaya al banco, pague y regrese al centro a entregarlos; eso sí, le darán una tarjeta provisional porque la definitiva no estará hasta mayo, ya que ni siquiera se ha procedido a contratar a la empresa encargada de expedirlas.
A estas horas, el paciente está que se sube por las paredes, las personas que esperan en la cola, igual. Muchos preguntan en voz alta por qué no se ha esperado hasta mayo antes de implantar la medida. Respuesta: “Porque lo único que se quiere es recoger dinero”.
Exacto. Y no lo digo yo, lo ha dicho la persona que tiene que enfrentarse a numerosos pacientes cada día, quienes protestan airadamente, especialmente pensionistas que se quejan de lo que está sucediendo y que se temen que estamos ante el inicio de una serie de medidas que pueden ir a peor.
Creo que si Larra levantase la cabeza y viese como, dos siglos después, la Administración no ha cambiado, escribiría un artículo tan memorable que haría que muchos, muchísimos, de los que nos gobiernan, se fuesen a su casa.'
Fuente: María Luz García en La Jeringuilla de Mallorca Diario.com 19/01/2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario