'Hay diversas fórmulas que entrarían en esta definición y que pueden verse reflejadas en la Tabla 1. Van desde unas prácticamente generalizadas y fuertemente consolidadas como las contratas de limpieza y cocina, hasta las concesiones administrativas que entregan a una empresa privada, con una asignación de presupuesto público, la prestación de la asistencia sanitaria de toda una zona o Área de Salud. Esta última fórmula está implantada en Comunidades Autónomas como Cataluña, Madrid, Valencia y se observa en otras una tendencia, como el caso de Murcia.'
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Las supuestas ventajas son mejorar la eficiencia y conseguir servicios especializados para los que no se dispone de formación o de capacidad organizativa, o acceder a una tecnología no disponible u ofrecer un servicio para el que se carecen de profesionales preparados técnicamente.(3)
En la mayoría de ocasiones lo que se pretende es reducir costes de personal, pero no se suelen tener en cuenta los costes administrativos que el control y las evaluaciones de las externalizaciones va a suponer para el servicio público.
Normalmente no se garantiza la calidad del empleo, ni la eficiencia social de la inversión, y el sistema público se debilita, otorgando información clave a empresas que aprovechan dicha información para nuevas oportunidades de negocio. A la vez se apoderan de las decisiones técnicas y consiguen hacerse imprescindibles para el proceso de toma de decisiones.
Sirva como ejemplo las consultorías para elaborar Planes de Salud o Planes estratégicos de hospitales.
Hay determinados servicios claves que nunca deberían ser externalizados. Además de la atención sanitaria directa, el control de las bases de información, la gestión del conocimiento , la información clave de la organización para tomar decisiones nunca deberían ponerse a merced de empresas privadas ajenas.
El proceso de informatización de los centros públicos ofrece una información del funcionamiento de la organización así como multitud de ideas ofrecidas por los profesionales sanitarios, de indudable valor para las organizaciones privadas, que encuentran en el sistema público grandes bancos de pruebas, recopilan de forma gratuita ideas y experiencias que pasan a formar parte del bagaje científico de la empresa privada.
Los encargos a empresas privadas causan problemas internos con los trabajadores públicos que hasta ese momento realizaban estas actividades, que ven mermada su reconocimiento y responsabilidad. En muchas ocasiones las consultoras se nutren de dirigentes y gestores de los servicios públicos; con lo que la organización se ve más debilitada y cautiva.'
Fuente y opinión completa: Juan Antonio Sánchez en: Cuaderno de políticas de salud nº 7 23/03/2011
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