'Se acaba de celebrar en Pamplona el VIII Foro de Protección de Datos de Salud, organizado por la SEIS en colaboración con Navarra de Gestión para la Administración, S. A. (NGA) y, entre los muchos mensajes y conclusiones que podríamos extraer del mismo, quisiera comenzar fijándome en el requerimiento que hizo Jesús Rubí, Adjunto al Director de la AEPD, en su conferencia inaugural: ha llegado el momento de pasar del cumplimiento formal de la ley (en particular, de las medidas de seguridad) al cumplimiento real y material de las obligaciones que se imponen en la misma a los responsables de ficheros.'
En efecto, en estos momentos, de acuerdo con todos los informes y encuestas a las que tenemos acceso, parece que ya se ha llegado (al menos en los grandes hospitales) a un nivel, si no excelente sí suficiente, en lo que respecta a las formalidades obligadas por la ley: declaración e inventario de ficheros, documentos de seguridad, etc. pero existe todavía una alarmante falta ¿de concienciación, de voluntad, de estrategia, de medios o de una mezcla de todo ello? para invertir realmente, de una forma coherente y sistemática, en los aspectos que indiscutiblemente pueden llevar a una mejora real de la seguridad de nuestros centros sanitarios: análisis de riesgos, realización de auditorías y adopción de las necesarias medidas correctoras, nombramiento de responsables de seguridad cualificados y con una dedicación exclusiva (o, al menos, relevante) a esta tarea, exigencia de responsabilidades a los directivos, profesionales y trabajadores del sistema sanitario.
Además, el cumplimiento sustantivo debe contemplar la rigurosa puesta en marcha de las medidas establecidas en el documento de seguridad así como establecer procedimientos y mecanismos de comprobación del grado de cumplimiento de las mismas y de la implantación de las medidas correctoras necesarias. Todo ello en un proceso continuo de mejora basado en el clásico Círculo de Deming: planificación de las actuaciones, implantación de lo planificado, verificación de su funcionamiento y actuación sobre las deficiencias.
Ha llegado, pues, el momento de actuar, si no queremos que nuestros sistema sanitario quede expuesto a merced de los embates de los delincuentes, los aprovechados, los descuidados y los necios y, aunque las autoridades de protección de datos utilizan los medios a su alcance a través de mecanismos proactivos y reactivos, no pueden ser ellas las que se pongan manos a la obra. Corresponde a las administraciones públicas sanitarias y a los responsables de la sanidad privada ponerse, ya, ahora, manos a la obra y arreglar la situación.'
En efecto, en estos momentos, de acuerdo con todos los informes y encuestas a las que tenemos acceso, parece que ya se ha llegado (al menos en los grandes hospitales) a un nivel, si no excelente sí suficiente, en lo que respecta a las formalidades obligadas por la ley: declaración e inventario de ficheros, documentos de seguridad, etc. pero existe todavía una alarmante falta ¿de concienciación, de voluntad, de estrategia, de medios o de una mezcla de todo ello? para invertir realmente, de una forma coherente y sistemática, en los aspectos que indiscutiblemente pueden llevar a una mejora real de la seguridad de nuestros centros sanitarios: análisis de riesgos, realización de auditorías y adopción de las necesarias medidas correctoras, nombramiento de responsables de seguridad cualificados y con una dedicación exclusiva (o, al menos, relevante) a esta tarea, exigencia de responsabilidades a los directivos, profesionales y trabajadores del sistema sanitario.
Además, el cumplimiento sustantivo debe contemplar la rigurosa puesta en marcha de las medidas establecidas en el documento de seguridad así como establecer procedimientos y mecanismos de comprobación del grado de cumplimiento de las mismas y de la implantación de las medidas correctoras necesarias. Todo ello en un proceso continuo de mejora basado en el clásico Círculo de Deming: planificación de las actuaciones, implantación de lo planificado, verificación de su funcionamiento y actuación sobre las deficiencias.
Ha llegado, pues, el momento de actuar, si no queremos que nuestros sistema sanitario quede expuesto a merced de los embates de los delincuentes, los aprovechados, los descuidados y los necios y, aunque las autoridades de protección de datos utilizan los medios a su alcance a través de mecanismos proactivos y reactivos, no pueden ser ellas las que se pongan manos a la obra. Corresponde a las administraciones públicas sanitarias y a los responsables de la sanidad privada ponerse, ya, ahora, manos a la obra y arreglar la situación.'
Fuente: Blog de la SEIS-Protección de Datos 20/03/2011
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