No quiero decir que haya que ser extremista, pero tenemos que tener claro para qué se está diseñando una aplicación sanitaria y qué debe ser prioritario.
También quiero romper unas lanzas a favor de l@s informátic@s que desarrollan estas aplicaciones:
- Muchas veces están muy sol@s ante el peligro.
- No se les transmiten bien las necesidades. A veces (¿o muchas?) porque ni se conocen bien, no se ha contado con l@s profesionales que verdaderamente la van a usar y siempre hay alguien que cree que sabe lo suficiente para diseñarla y, claro, error garrafal y pifia que después sufrirán otros que se quejarán a quienes no tienen culpa.
- Las diferencias entre el idioma “informático” y “médico” ayudan poco (y no hay mucha gente que hable ambos con fluidez).
- Las prioridades de ambos colectivos pueden ser diferentes (y no digo ya nada si metemos a polític@s de por medio como tercer elemento disruptor).
- A veces, el producto es desarrollado por terceras empresas cuyos objetivos son muy diferentes a los de la organización y los usuarios finales de la misma. Es un poco algo como un “ahí la llevas que yo ya he cobrado lo mío… ¿qué quieres un cambio? Espera que saco la calculadora”. No digamos ya cuando lo que entra en discordia son dos empresas externas con productos diferentes que tienen que entenderse, pues, al final, funcionan en el mismo sitio y para dar servicio a los mismos, el centro del sistema, las personas.
Personalmente creo que todas las aplicaciones, o al menos las críticas para el negocio, deberían ser desarrolladas por personal interno de nuestra organización. Nunca he visto (ni creo que vea), salvo rarísimas excepciones, el mismo grado de implicación en l@s informátic@s de empresas externas que en nuestr@s informátic@s (como es lógico).
En caso de necesitar ayuda de empresas externas (pues estos proyectos suelen ser muy grandes), debería estar dirigido en todo momento por nuestr@s profesionales, el trabajo debería documentarse de manera exquisita por la empresa externa y, una vez terminado el trabajo, el código cedido a nuestra organización y el soporte pasaría a nuestra empresa.
Seguro que esto supone un gran esfuerzo al principio, pero estoy convencido de que, a la larga, las ventajas y ausencia de problemas posteriores, lo compensa con creces.
Eso sí, también hacen falta buen@s directores/as de proyecto, que sepan de lo que están tratando, que sepan escuchar a sus profesionales (usuarios finales) y que se dejen asesorar por sus profesionales (expert@s funcionales y expert@s informátic@s).'
Fuente y opinión completa: Fran Sanchez en El Cuaderno de Bitácora de Fran Sánchez 11/11/2010