Para los gestores,
la telerradiología abre otra posibilidad: prescindir del radiólogo local
y subcontratar el informe de las pruebas realizadas, de modo que los
centros radiológicos tendrían personal técnico y los informes los harían
empresas externas con radiólogos contratados. El informe radiológico se
convertiría así en una especie de materia prima, que se contrataría al
mejor postor y que permitiría reducir costos gracias a la competencia
entre empresas de todo el mundo. La realidad es que esto no es el
futuro: ya hay aquí centros que funcionan así.
Aunque
aparentemente tiene ventajas, este esquema se basa en varias falacias
que conviene conocer.
La primera es que la actividad del radiólogo se
limita a informar. Y no es así. El radiólogo desempeña un papel antes,
durante y después de la exploración. Es responsable de planificar las
exploraciones, de personalizarlas para cada paciente. Las variables de
una exploración (secuencias, contraste, técnica, reconstrucciones,…) son
múltiples y no siempre protocolizables. De esta personalización puede
depender que la prueba sea finalmente valorable o no.
El
radiólogo es además responsable legal de la justificación de las
exploraciones. Orienta hacia una u otra exploración o técnica, ayudando
en el manejo del paciente. Asimismo actúa como "servicio posventa". Lo
que los clínicos más aprecian del radiólogo es precisamente poder
consultar con él las exploraciones de un caso. Y eso, aunque posible, es
difícil cuando el radiólogo está lejos.
Otra
falacia es que todos los informes son iguales. Nada más inexacto. El
informe radiológico se basa en la interpretación, y esta interpretación
está ligada al factor humano y la experiencia. Es sabido que una misma
exploración puede ser informada de manera diferente por distintos
radiólogos. Además, la complejidad de la radiología hace muy variable el
grado de experticia de los radiólogos, dependiendo del área que se
trate, y que sea muy diferente el informe si una exploración cerebral,
por ejemplo, la valora un neurorradiólogo o no.
Tanto
para clínicos como para pacientes es muy importante conocer quién está
detrás de un informe. Eliminando a los radiólogos locales y contratando
la radiología sólo por su precio el resultado será una radiología
barata, pero de saldo. Con exploraciones inespecíficas en las que el
informe de un experto valdrá lo mismo que el de un radiólogo bisoño. Y
lo que parece un ahorro a corto plazo es al final más caro. La medicina
moderna sigue necesitando radiólogos que estén presentes, que puedan ser
consultados y en los que los clínicos puedan confiar. Los médicos, y
también los pacientes, deberían preocuparse de conocer quién es su
radiólogo. Les interesa mucho más de lo que parece.'
Fuente: José Luis del Cura, Presidente de la SERAM en Gaceta Médica 19/09/2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario