'El Sector Sanitario de Barbastro, en Huesca, se convirtió hace una
década en el lugar perfecto para poner en marcha proyectos de
telemedicina, y por una razón muy sencilla: empezaron por el principio.
"Se nos ocurrió que el proceso tradicional de crear un piloto y
desarrollar la tecnología ad hoc había que invertirlo", explia Juan
Coll, responsable de Nuevas Tecnologías e Innovación Médica del área
oscense.
Por ello, ya en 2003 se empezaron a sentar las bases de
lo que serían servicios básicos de teleconsulta y teleconsejo,
"poniendo primero en marcha los equipos, desarrollos y bases necesarias
para hacer telemedicina para después poner encima los proyectos que
quisiésemos". Así, Barbastro cuenta hoy con servicios de teleictus,
teledermatología, telecardiología y prácticamente todos los teles que se
pueden imaginar.
Hecho esto, el siguiente paso era natural: pasar de la
telemedicina al telecuidado, a "validar soluciones de monitorización
remota de crónicos". Y aquí tocó empezar por lo más difícil: ancianos
frágiles con comorbilidad, mayores de 80 años y con una brecha digital
inmensa. "El proyecto terminó, sorprendentemente, con una altísima
satisfacción de los usuarios, pero no conseguimos demostrar que era más
barato que la atención tradicional".
Ahí llegó el proyecto Pites (plataforma de innovación
de en nuevos servicios de eSalud en España), puesto en marcha por el
Instituto de Salud Carlos III y que en Barbastro sirvió para desarrollar
un ensayo en acuerdo con Cruz Roja donde abordar la atención al crónico
frágil desde un punto de vista más sociosanitario. "Se abarataron
costes al contar con personal voluntario de la ONG y al llevar a los
domicilios kits de telemedicina polivalentes, en lugar de específicos
como en otros proyectos, que se adaptaban a todos los pacientes con una
inversión menor".
El piloto duró un año, hasta febrero de 2013, y da una idea de sus
bondades, "que todos los pacientes que estaban incluidos siguen".
Además, los resultados evaluados resultan bastante favorables: "En
cuanto al impacto clínico, hemos visto que la frecuentación es la misma,
pero es diferente, ya que se traslada de especializada o urgencias a
primaria, al realizarse un diagnóstico precoz, lo que redunda en un
ahorro de costes y en una asistencia menos agresiva para el paciente".
También la percepción de calidad de vida de los pacientes es muy
superior y "los profesionales de los centros de salud están encantados".
No obstante, en cuanto a los resultados económicos se
ha detectado un matiz fundamental: "Si se realiza un despliegue del
piloto sobre pacientes activados, el ahorro de costes será del 35 por
ciento. Sin embargo, si el paciente no es participativo tendríamos unas
pérdidas del 16 por ciento. Por eso es importante formar a los usuarios y
también a los profesionales, que deben cambiar su forma de trabajar".
Ahora
Barbastro está empezando con el piloto del proyecto europeo Smartcare,
"que busca un modelo integral de cuidados sociosanitarios que sea
sostenible".'
Fuente: Diario Médico 17/02/2014
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