[19/11] 'El universo de las aplicaciones disponibles para smarphones y
tabletas en las tiendas virtuales de IOS y Android cada día es más
grande. Las que tienen que ver con salud y medicina se están llevando la
palma puesto que, después de las de juegos, están magníficamente
situadas en el ránking.
Sólo en AppleStore había a finales del pasado verano algo más de 40.000 apps dedicadas a salud.
Demasiadas quizás para encontrar entre ellas la que puede servir a un
ciudadano y definitivamente demasiadas para saber cuáles son las
mejores, las mediocres o las que no sirven para nada.
De la misma manera que en la web hay una ingente cantidad de
información sobre salud y enfermedades -y con razón se dice que mucha de
esa información es engañosa o le falta calidad- en las tiendas virtuales de apps también hay material de salud de baja calidad.
Saber distinguir allí el grano de la paja es un reto para una sociedad
que necesita información de salud de nivel suficiente -disponible en el
ciberespacio- para poder elevar su cultura científica. Que es baja en
general.'
En un reciente estudio, el más extenso que se ha llevado a cabo hasta ahora, expertos del IMS Institute for Health Care Informatics
-una institución transnacional de prestigio- han revisado nada menos
que 43.000 aplicaciones de salud que existen disponible en las
AppleStore.
Según IMS, casi la mitad de ellas son tan irrelevantes que se caen de
entrada por su propio peso. Luego están las que se focalizan en dietas y
ejercicio, las dedicadas al lo que se llama wellness. Las que
restan son ya informativas y algunas, no demasiadas, tienen
funcionalidades añadidas y se han generado pensando desde el principio
en la experiencia que tienen los usuarios en los nuevos soportes, que
casi siempre demandan algo más que un simple PDF de un texto antes impreso.'
' Por otra parte, la m-health tiene que ser más tarde o más temprano el elemento básico sobre el que pivote la atención a los enfermos
crónicos. Una gran proporción de los adultos, sobre todo a los que son
mayores de 65 años, tiene una patología crónica que requiere una
atención frecuente. Cuando el porcentaje de mayores que maneje un smartphone
o un tableta se eleve (lo hará de manera muy clara en los próximos
años) debería estar conformada ya una estrategia probada y sólida de uso
de la m-health con ellos.
El desafío de cualquier sistema sanitario en el mundo es el de ser
capaz de implementar más temprano que tarde un concepto tan
revolucionario como es la m-health para poder atender mejor a
los pacientes (y a los que aún no lo son o no conocen su enfermedad
silente) de una forma más cómoda, más eficaz y, sobre todo, más
sostenible de lo que ahora lo hacen.'
Fuente y noticia completa: El Mundo 19/11/2013
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