'El proceso de privatización de la sanidad madrileña, a los tribunales.
El Juzgado número 4 de Primera Instacia de Madrid ha admitido la
querrella criminal contra la cúpula de la Sanidad madrileña cuando se
inició en 2003 el proceso de privatización de tres hospitales de la
región, el Hospital de Valdemoro, el de Torrejón y el Rey Juan Carlos.
El juez va a estudiar las irregularidades relacionadas con la
privatización de estos centros. Entre la personas imputadas figuran los
ex consejeros de Sanidad Manuel Lamela y Juan José Güemes; el todavía
hoy director general de Hospitales, Antonio Burgueño, y empresas como
Ribera Salud y Capio, beneficiarias de varios de los contratos de esta
privatización.
También tendrán que declarar ante el juez en esa condición Patricia
Flores Cerdán, viceconsejera de Asistencia Sanitaria y Directora del
Servicio Madrileño de Salud (Sermas), Juan Antonio Alvaro de la Parra,
en su condición de representante de la Fundación Jiménez Díaz y los
representantes de Asisa y de Unilabs, sociedad en la que trabajó el ex
consejero Güemes y que abandonó tras publicarse que era consejero y que
se había beneficiado de la externalización de servicios en su época de
consejero.
Todos ellos tendrán que explicarse ante el juez entre los meses de
septiembre y octubre. Este medio se ha puesto en contacto con Juan José
Güemes, que ha afirmado no tener conocimiento de la imputación y no ha
querido hacer declaraciones al respecto.
El juez admite a trámite la querella criminal presentada por el
Procurador Jorge Deleito Garcia, en nombre y representación de la
Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (Afem), por los
delitos de realización arbitraria del propio derecho, coacciones, delito
contra la Hacienda Pública, falsedad documental, prevaricación,
cohecho, fraude y malversación de caudales públicos.'
' abogado sostiene que se han detectado irregularidades en el
funcionamiento de la gestión de los tres hospitales mencionados. "El
problema es que se estableció con los tres centros un precio per cápita
para atender a toda la población de referencia. Sin embargo, lo que
ocurre es que estos centros derivan a otros de gestión pública todos
aquellos pacientes para los que no cuenta con una especialidad en su
centro. Como no se estableció ningún sistema para controlar esa
facturación intercentros ese dinero se lo han quedado las empresas
gestoras, que debían pagar a los hospitales públicos, con lo
que hay una malversación de dinero porque las empresas encargadas de la
gestión reciben un beneficio doble".
El camino contrario, es decir, cuando un paciente de un hospital
público es derivado a uno de gestión privada sí que es bien facturado
por este último. "Se ha creado una forma de funcionar a través de las
listas de espera y un 'call center' para llamar a todo el que tenga que
ser operado en un hospital público y finalmente se le intervenga en uno
de gestión privada. Al paciente se le dice que no se le opera en su hospital público porque hay mucha lista de espera y eso, a veces, no es cierto.
Lo que ocurre es que se derivan a esos centros porque cobran por eso,
por unos servicios que se podrían hacer en el público. Parece que hay
una mano negra".
En cuanto a la acusación por coacciones Mateo
Alcántara señala que se han detectado correos enviados a centros de
atención primaria donde se les instaba a derivar a pacientes a los que
se les tiene que hacer ciertas pruebas, como colonoscopias, a un
hospital de gestión privada. "Parece como si hubiese un negocio o un mercado
para derivar a los pacientes y con esto se está vulnerando el derecho a
la libre elección del centro que tiene el paciente en la Comunidad de
Madrid".'
'La acusación de prevaricación y cohecho está relacionada con la
vinculación de los ex consejeros Manuel Lamela y Juan José Güemes con empresas que gestionan servicios que fueron anulados o externalizados cuando
ellos estaban al frente de la Consejería. "Lamela, que asistió a la
inauguración del Hospital de Valdemoro cuando se externalizó su gestión,
se puso a trabajar en una empresa que trabaja para ese hospital,
Asignia Infraestructuras, y Güemes, que desmanteló el laboratorio
central de Madrid, posteriormente trabajó en Unilabs, que participó en
el nuevo laboratorio centralizado", explica el abogado del bufete López
Rodó y Cruz Ferrer.
Por otro lado, Capio Sanidad, S. L. (ahora renombrada con IDC Salud),
tendrá que explicar ante el juez quién está detrás de las sociedades
con las que hizo la ampliación de capital. "Son sociedades opacas, algo que no se puede consentir
cuando esta empresa gestiona centros de un sistema público", asegura
Mateo Alcántara. También se tendrá que aclarar por qué la Consejería dio
gratuitamente a la Fundación Jiménez Díaz, gestionada por Capio, los
centros de especialidades Quintana y Pontones.'
Fuente y noticia completa: El Mundo 21/06/2013
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